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viernes, 18 de noviembre de 2011

¡A darle!

Fumar te deja los pulmones con más mierda que un pozo negro.
El exceso de grasas saturadas hace que el colesterol te salga hasta por las orejas.
Hablar mucho por el teléfono móvil, puede que a la larga te deje medio tonto (en algunos casos, más todavía) ya que al parecer, el aparatito de los cojones, emite algún tipo de radiación nociva para el cerebro.
Mucha sal, te puede hacer subir la tensión más alta que si la mandas por globo aerostático.
Las drogas te pueden volver loco o mandarte directamente a la fosa, sin más.
Beber mucho, es decir, devorar las copas, te puede dejar el hígado como un filete de ternera dentro de un cubo de disolvente.
Oír la música demasiado alta, quizás te acabe dejando más sordo que a Beethoven.
Ver muchas horas la televisión puede que te haga quedar más cegato que si tuvieras miopía, cataratas, conjuntivitis y sensibilidad a la luz, todo en el mismo lote.
De hacer caso a los políticos, ni hablamos, eso de escuchar debates, tertulias y un mitin tras otro, puede dejar secuelas irreparables en la vida de un ser humano, tales como diarreas incontrolables, mareos permanentes, visión borrosa, vómitos, convulsiones, gases y sobre todo, una permanente sensación de asco, así que: ¡Mucho cuidado con esto¡
¿Y me pregunto, qué efectos secundarios tiene hacer el amor?
Pues eso, a darle.

Fran Álvarez

Pluma y Papel

¡Arriba el periscopio!



El capitán, orgulloso de su tripulación y entusiasmando por estar al mando del submarino más moderno de la Armada, dio la orden con voz enérgica:
¡Arriba el periscopio!
Pegó su ojo al visor y miró.
¿Y qué vio?
- Un chimpancé recitando poemas de Bécquer.
- Una sirena nadando a estilo mariposa en una piscina de agua salada y con olas.
- Un jugador de baloncesto que medía más de tres metros de altura.
- Un ratón muy mosqueado, que con cara de pocos amigos, perseguía a un tigre.
- Un inmenso mar de color verde con olor a menta (bueno, lo del olor, se lo supuso el capitán, ya que desde el periscopio se podía ver, pero no oler).
- Un sabio loco, que asombrosamente tenía respuestas para todo.
- Un cocodrilo con dentadura postiza.
- Una playa con polvo de oro en vez de arena.
- Un elefante con visera y gafas de sol, tumbado en una hamaca gigantesca.
- Un político con un coeficiente intelectual alto (en este caso, puede que el criterio del capitán no haya estado excesivamente acertado).
- Otros políticos acusados por varios casos de corrupción (en esta ocasión lo que vio el capitán se ajustaba totalmente a la realidad).
- Un león con peluquín.
- Enormes nubes de algodón dulce.
- Una Miss Mundo con tres carreras (¡Y luego dicen que las guapas son tontas!)
- Un loro que trabajaba en la ONU como traductor.
- Un cobarde que no tenía miedo.
- Y un valiente (presunto) que al menor ruido (¿de sables?), se escondía debajo de la mesa.
- Un delfín resolviendo ecuaciones matemáticas.
- Un hombre, que cuanto más comía más delgado estaba.
- Un caballo de carrera jubilado por que tenía reuma.
Y quizás, volvió a equivocarse el capitán (la verdad, es que era algo miope), cuando afirmó haber visto a un Presidente de Gobierno (ignoramos el país), que nunca decía mentiras (a un marinero de la tripulación que se le escapó la risa cuando lo oyó, y acabó tres días arrestado en su camarote).
Siguió y siguió viendo cosas el capitán a través de su periscopio, hasta que se hizo de noche, y esperó a que de nuevo el día siguiente le trajera nuevas imágenes (¿extrañas, irreales, quién lo sabe?)
Conclusiones:
El pensamiento es libre, y la imaginación también.
Cada cual controla lo que piensa.
Pensar no hace daño, aunque se piensen tonterías.
Hay que ejercitar la mente, mejor que dejarla siempre en blanco.
¡Nadie puede pensar por mí!


Artículos Fran Álvarez: http://xurl.cl/1ryO